Por: Milagros Sánchez Pinzón
El Sendero Ecológico de los Quetzales es un típico camino de montaña de 12 kilómetros de longitud, localizado en el flanco nororiental del volcán Barú. Es una senda sinuosa y escarpada que une a Alto Chiquero, en Boquete, con Alto del Respingo, en Cerro Punta, Bugaba.
Es difícil precisar desde cuando se transita por este camino; algunas referencias indican que ya a principios del siglo XX varios colonos y nativos del área lo utilizaban para relizar actividades de cacería o para establecer contacto entre pobladores de las estribaciones orientales y occidentales del Barú. No tenía importancia histórica relevante, era casi desconocido hasta que, a mediados de la década del setenta, con la creación del Parque Nacional Volcán Barú, el sendero es claramente demarcado por las autoridades e incluido en las políticas de manejo y conservación de los recursos. Desde entonces toma vigencia ecológica y toda la zona que atraviesa adquiere una perspectiva biocéntrica.
Las áreas montañosas que franquea tienen altitudes oscilantes entre 1,950 y 2,560 metros. Una densa capa vegetal, compuesta por gran cantidad de especies arbóreas, arbustivas, trepadoras, epífitas, helechos y musgos, cubre esa zona. La humedad ambiental es alta, con precipitaciones superiores a los 4,000 mms. al año. Las temperaturas medias son de 14ºC. Mamíferos de diferentes especies como felinos, monos, perezosos, ardillas, tapires, roedores y otros, encuentran aquí su soporte vital, junto a anfibios, reptiles e insectos. Cientos de aves de diferentes especies armonizan el ambiente con sus colores y cánticos. Se destaca el quetzal, ave de plumaje multicolar que vigila el frágil equilibrio de los bosques del Barú. En homenaje a esta hermosa ave tropical se bautizó a este camino de montaña.
En los últimos años el tránsito por esta ruta ha aumentado; el apogeo del ecoturismo lleva diariamente a turistas por los parajes del emblemático camino, el cual es promovido en revistas, periódicos y sitios webs por todo el mundo. En 2003, el famoso sendero estuvo a punto de ser transformado en una carretera de asfalto. La mayoría de los panameñlos se opusó a este proyecto y también internacionalmente se levantaron voces de protesta. La carretera no se construyó y el sendero continúa con su majestuosa belleza salvaje.
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