Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.
Llegó la estación seca y con ella la gente de "tierra adentro" e vuelca a las fuentes naturales de agua para aminorar el sofocante calor del trópico.
Aunque durante esta temporada experimentan una drástica reducción, los ríos caudalosos son los más apetecibles, principalmente en los puntos donde se forman "charcos" profundos y la vegetación exuberante brinda cobijo a las familias que deciden huir de las altas temperaturas de pueblos y ciudades.
En Chiriquí es casi un ritual la ida al río. Desde temprano los más pequeños se entusiasman con la hora de emprender el viaje y los grandes preparan con tiempo algunas viandas tradicionales (sancocho, arroz con guandú, gallina de patio, tajadas maduras) y, si es posible, montar el fogón para cocinar a orillas de la corriente.
Quienes no tienen vehículo para alcanzar estos sitios de recreación caminan largas distancias para llegar hasta ellos. Poco a poco, especialmente los domingos se van abarrotando los balnearios naturales del río Platanal, Escarrea, Gariché, David, Cochea, Majagua, Piedra, Fonseca, Tabasará, Santiago, entre otros.
En algunos de estos centros espontáneos de esparcimiento, la creatividad y el arrojo de los jóvenes resultan impresionantes. Como el caso de los residentes de Macano, Santa Rita y Paraíso, comunidades del distrito de Boquerón que tienden a reunirse en las piscinas naturales formados por el río Piedras, casi en su punto de confluencia con el Chuspa, a una altitud de 644 metros sobre el nivel del mar.
Estos lugareños, tratando de escapar de lo rutinario, se lanzan desde el zarzo que comunica a las comunidades de Guayabal con Paraíso hasta el "charco" que les espera abajo formado por la zigzagueante corriente del Piedras. El rudimentario puente colgante se eleva ocho metros.
No conformes con esto, los arrojados nadadores (incluso algunas chicas, como Eibis Fuentes) se envalentonan todavía más y deciden proyectarse desde el puente en construcción (paralelo al zarzo) que alcanza entre 11 y 12 metros sobre el nivel del río. Se trata de una prueba de verdadero coraje, pues algunos avanzan hasta el punto de lanzamiento pero a úlltima hora se arrepienten al ver la profundidad de la caída. Y no es para menos, porque los clavados desde los trampolines en las piscinas olímpicas alcanzan una altura máxima de 10 metros.
Nosotros nos dedicamos a contemplar y fotografiar a la decena de temerarios bañistas que, sin pensar en las fatales consecuencias que puede acarrear su osada aventura, se lanzaban una y otra vez desde tales estructuras ante la sorprendente mirada de los curiosos.
Otros, continuaban indiferentes y aprovechaban al máximo las frescas aguas que confluyen en ese paso. Es que ésta es, posiblemente, una de las últimas temporadas para disfrutar de ese lugar. En poco tiempo, una hidroeléctrica desviará las aguas del río Chuspa para aumentar el caudal del Piedras y el paraje actual desaparecerá cuando echen a andar las potentes turbinas generadoras de la energía requerida a grandes distancias, pero que -paradójicamente- no contempla satisfacer las necesidades de los locales, pues a pocos metros de la planta todavía no conocen las bondades de la hidroelectricidad. Y si piensa que esto no es así, pregúntele al 52% de las familias residentes en Hornito (donde está Fortuna funcionando desde hace 26 años). Ellos aun se alumbran con guarichas y velas.
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