"Las buenas instituciones son las que permiten a cada persona alcanzar su máximo bienestar sin molestar el derecho de los otros" Cachanoski
El sábado 24 de noviembre de 2012, Culturama estará presentando la Conferencia Magistral A dónde va nuestra institucionalidad? con el ex Director y Presidente de la Fundación Libertad, don Roberto Brenes Pérez, quien además es el Gerente General de la Bolsa de Valores de Panamá.
Esta conferencia se verificará en la Casa de Culturama, a las siete y treinta de la noche. Donación B/.25.00. Informes en el 730-4010. Los cupos son limitados.
Fundado el 21 de agosto de 1988 en David, Chiriquí. República de Panamá
martes, 13 de noviembre de 2012
sábado, 3 de noviembre de 2012
PORTOBELO, GLORIA Y DOLOR...
Por: Milagros Sánchez Pinzón. mspinzon@gmail.com. ombysa
Ya en mi ultimo día por este histórico pueblo
que no supera los 3,000 habitantes, me llevó una agradable sorpresa: han limpiado un poco el caserío y un pintoresco museo tiene
sus puertas abiertas en el vetusto edificio de la Aduana o Real Contaduría. Disfruto de un pequeño documental (realizado
con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación y me recuerda el proyecto que adelantamos sobre los Guaraperos de 1866, para exhibirlo en la Sala de Coto de nuestro Casco Antiguo de David) sobre la historia del Puerto,
de cómo fue lugar de gloria y
riqueza durante las famosas ferias en épocas pretéritas, pero también sitio de
dolor y muerte por las inclemencias filibusteras.
Portobelo tiene numerosos ingredientes para
atraer a nacionales de otros puntos y a miles de extranjeros: la belleza del mar, una costa extremadamente verde
por la presencia del Parque Nacional con su exuberante y lujuriosa vegetación, albergue de una rica y variada fauna, el conjunto monumental
de fuertes, edificios y
baterias españolas, y la cultura afrocolonial colorida y chispeante de los grupos
humanos que pueblan toda la costa arriba de Colón.
Me ánimo a escribir estas líneas pero meditando
en cómo puede mejorar la imagen de
este diamante en bruto, tan solo con proyectos de pintura de las
modestas casas y la limpieza permanente de las calles. Tarea que pueden ejecutar los moradores
apoyados por la empresa privada y las autoridades locales y regionales. Las potencialidades existen, falta
un cambio de actitud y mucha, pero mucha voluntad.
Mi amigo, el capitán Livingston, ha llegado a Panamá
después de meses de navegar por el Atlántico y el Caribe. Ha atracado en Portobelo (la Bahía que descubrió Cristóbal Colón
en 1502), para después cruzar el Canal de Panamá y proseguir a donde le lleven los vientos del Pacífico.
Como siempre, por su invitación, aprovecho las andanzas del velero Cataya por los mares del mundo para conocer diferentes puertos y ciudades.
Como siempre, por su invitación, aprovecho las andanzas del velero Cataya por los mares del mundo para conocer diferentes puertos y ciudades.
Mi primera visión de Portobelo fue
decepcionante, tengo que decirlo aunque me duela porque se trata de la gente de
mi país: la basura abunda por casi todas las calles. No comprendo cómo un sitio declarado Patrimonio Histórico de
la Humanidad por la UNESCO pueda mantenerse en condiciones tan lamentables,
cuando es una potencia turística no solo por su importancia histórica sino
también por su belleza natural.
Me cuesta adaptarme. Mi mente rechaza la desidia en la cual parece aletargada la población y me anodada el por qué las autoridades locales y nacionales, no han aplicado programas especiales para la puesta en valor de esta joya histórica y litoral de Colón. Comprendo que todo es cuestión de educación, he visto lugares similares en el Caribe, América Central y Sudamérica, algunos con menos potencialidades pero su gente y líderes han sabido dirigir los recursos existentes al desarrollo inteligente del turístico histórico.
Superada la barrera psicológica de la
aprensión, decido comenzar a captar con mi cámara los sitios más inmediatos a
mi punto de anclaje, testigos mudos de cientos de vivencias increíbles (eso si, no puedo tomar fotos de los puntos negativos): La Casa
Rodríguez, edificio de principios del siglo XVII, con su pozo y hornos antiquísimos,
sede actual de la Autoridad del Turismo;
la Aduana o Real Contaduría, un inmueble que data de 1630 y guarda
todavía parte de su esplendor renacentista. Ahí me encuentro con dos lindas y traviesas niñas: Jacqueline
(de madre africana) y Angie (de madre dominicana) nacidas en el Porto Bello.
La Batería de Santiago, proyectada en 1753, construida después del ataque del pirata Vernon a Portobelo. Y es que Portobelo fue uno de los más importantes puertos coloniales; por aquí pasaba el oro y la plata de las minas sudamericanas hacia la Madre Patria, de ahí que fuera el epicentro de los ataques corsarios durante décadas.
Por estos mismos suelos que recorro, hace 324
años, Henry Morgan, acompañado de más de 460 hombres, saqueó todo el Puerto durante catorce días, torturó,
violó y asesinó a sus pobladores.
Todo lo robado se lo llevó en nueve galeones.
Francis Drake, quien tenía como objetivo principal establecer una base inglesa permanente en Panamá para poner en jaque los dominios españoles en el Caribe, murió en este sitio de disentería cuando contaba con 56 años. Su cadáver fue arrojado en un ataúd en esta Bahía sobre la que se mece hoy el Cataya. De la misma manera pasaron y arrasaron
Portobelo, William Parker y el
almirante Edward Vernon.
lunes, 22 de octubre de 2012
J. EDGAR HOOVER, cine foro de Culturama...
El lunes 29 de octubre de 2012 a las siete de la noche, en la Casa de Culturama se estará proyectando la película estadounidense dirigida por Clint Eastwood: J. EDGAR.
En 1924, con sólo 29 años, Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que Hoover guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables de importantes personalidades, lo convirtieron en uno de los hombres más poderosos y temidos de la historia de los Estados Unidos.
No se pierda esta interesante filme en Culturama, la Avenida 6ta. Este, la Calle del Fresco en el Casco Antiguo de David. Donación B/.1.50.
En 1924, con sólo 29 años, Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que Hoover guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables de importantes personalidades, lo convirtieron en uno de los hombres más poderosos y temidos de la historia de los Estados Unidos.
No se pierda esta interesante filme en Culturama, la Avenida 6ta. Este, la Calle del Fresco en el Casco Antiguo de David. Donación B/.1.50.
jueves, 18 de octubre de 2012
miércoles, 10 de octubre de 2012
THE LADY...
“The Lady” es el
retrato del coraje moral y físico, una especie de análisis de lo que constituye
la grandeza" (Mick LaSalle: San Francisco Chronicle)
El lunes 15 de octubre
a las siete de la noche, Culturama estará proyectando la película francesa THE
LADY (2011), basada en la verdadera historia de la famosa activista birmana
Aung San Suu Kyi y su marido británico, el experto en temas tibetanos Michael Aris, de la Universidad de Oxford.
Aung San Suu es una mujer
privada de su libertad, en 1989, por liderar la oposición a la dictadura
militar de su país, y recibió el premio Nobel de la Paz en 1991, cuando aún
permanecía bajo arresto domiciliario.
San Suu Kyi fue finalmente liberada el 13 de noviembre de 2010. Fue recibida en la puerta de su domicilio por unas 3.000 personas. Suu Kyi pasó 15 de los últimos 21 años encarcelada o privada de libertad.
San Suu Kyi fue finalmente liberada el 13 de noviembre de 2010. Fue recibida en la puerta de su domicilio por unas 3.000 personas. Suu Kyi pasó 15 de los últimos 21 años encarcelada o privada de libertad.
The Lady es una producción
del cineasta francés Luc Besson. No se la pierde este lunes 15 en Culturama. Donación B/.1.50. Casa de Culturama, en la Avenida 6ta. Este, la Calle del Fresco en el Casco Antiguo de David.
domingo, 23 de septiembre de 2012
DEL CHIRIQUI VIEJO A LA BOCA DE LOS ESPINOS...
Por: Milagros Sánchez Pinzón (email:mspinzon@gmail.com) ombysa
Salud, doctor Stanley! Ojalá pronto podamos volver al Chiriquí Viejo...
En septiembre de 2009, recorrí por primera vez
la Boca de los Espinos, el punto donde los ríos Escarrea, Duablo y Chiriquí Viejo
se besan con las aguas del océano Pacífico.
En aquella ocasión entré al magnífico estuario por Estero Rico, en el cordón
litoral de Alanje. Hoy, tres años
después, vuelvo al sitio pero esta vez
por el curso del Chiriquí Viejo,
al lado del personaje que me había relatado la existencia de este singular paraje:
Stanley Heckadon Moreno, porque él creció a “ocho
vueltas de la Boca de los Espinos.”.
A las once de la mañana del domingo 23 de
septiembre de 2012, a bordo del
Monarka, un pequeño bote que hace
cuarenta y dos años compró la maestra Nenga (la mamá del doctor Stanley) en la
Feria de David, Olmedo Miró,
Camilo López y Leopoldino Guainora, completábamos el grupo de cinco que
arribaría a una isleta donde hace cuatro décadas el prestigioso científico
del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) desarrolla la
Reserva Natural Cabimo.
A medida que avanzábamos por los meandros del
Chiriquí Viejo (cuya coloración chocolatosa indicaba lluvia en la cordillera),
Heckadon Moreno nos iba explicando
cómo era esa zona cuando él era niño: los lagartos pululaban en esas aguas, los
bosques frondosos flanqueaban no solo las orillas sino que poblaban toda la
región y durante la estación seca la corriente era casi cristalina.
A solo 15 minutos en bote de la finca fundada por los abuelos del doctor
Heckadon, en el Chiriquí Viejo (corregimiento de Baco, distrito del Barú), se
encuentra el Cabimo. Desde lejos, se aprecia la gran diferencia entre esta
porción territorial, de 26
hectáreas, de los terrenos circundantes.
Decenas de especies arbóreas han sido sembradas para apoyar el proceso
de regeneración del bosque y monos congos, cariblancos y monos ardillas habitan
el lugar. Los monos congos o aulladores son tantos que, según Camilo y Leopo, existen las "bandas" del Cabimo Norte y Cabimo Sur.
Durante el periplo por Cabimo aprendimos cómo los manglares le ganan terreno al
mar y cuáles son las diferencias
entre el mangle negro (sus raíces afloran verticales desde el suelo para
respirar) y el mangle rojo (con raíces aéreas enrevesadas). En ese laboratorio
natural revaloramos la importancia
protectora y descontaminante de esta única especie que soporta los ambientes
salinos.
Atravesamos la isleta mientras escuchamos las olas de la mar romper en la costa
cercana, era la playa de Estero Rico y estábamos nuevamente frente a la Boca de
los Espinos. En ese punto, nos
relató el incansable investigador smithsoniano cómo a los doce años durmió una
noche en un banco de arena en esa Boca para atrapar tiburones: dos de ellos quedaron enganchados en sus anzuelos pero tuvo que decidirse
solo por uno.
Después de casi tres horas caminando e identificando plantas
y aves, volvimos a la corriente del
Chiriquí Viejo para retornar a la finca.
Con la marea en descenso,
Leopoldino, encargado de
manipular el motor, tuvo que bajar
de la pequeña nave para buscar aguas más profundas. El doctor Heckadon no dudó en quitarse las botas de hule y
remangarse sus jeans para ayudarle en la faena.
Unas garzas fueron testigos de nuestro regreso
y un inmenso ceiba bonga en solitario nos sorprendió en la ribera izquierda del
cauce que, en algunos puntos, alcanzaba hasta
los 150 metros de ancho.
Marcial Rodríguez, natural de Baco, nos
esperaba con un delicioso sancocho con abundantes verduras y una botella de Blue Nun, un vino alemán
que obsequiamos al doctor Stanley y que, un poco frío, degustamos con el
suculento almuerzo.
A la mesa de la agradable casa de madera
construida hace casi setenta años, continuamos escuchando las anécdotas y
relatos del doctor Stanley de quien siempre se aprende, y más, cuando se está en su amada tierra... en
las cercanías del río y la mar.
Salud, doctor Stanley! Ojalá pronto podamos volver al Chiriquí Viejo...
Fotos: Milagros Sánchez Pinzón y Olmedo Miró Rodríguez.
sábado, 22 de septiembre de 2012
RECONOCIMIENTO A STANLEY HECKADON...
Por: Milagros Sánchez Pinzón (Semanario Culturama) ombysa
Stanley Heckadon Moreno es un investigador, un amante de las ciencias, sobre todo de aquellas que estudian la dinámica interacción entre el hombre y la naturaleza.
Stanley Heckadon Moreno es un investigador, un amante de las ciencias, sobre todo de aquellas que estudian la dinámica interacción entre el hombre y la naturaleza.
Su afán durante casi medio siglo ha sido el desentrañar y dar a conocer los misterios, los cambios y las expectativas en torno a ese ambiente que nos rodea y del cual dependemos inexorablemente.
Pero más que un científico, Stanley Heckadon Moreno es un hombre que ama el campo, a la tierra, a las aguas, al viento, a los árboles de una tierra muy especial, las tierras del Chiriquí Viejo.
Stanley Heckadon Moreno es el hombre que a pesar de haber estudiado y explorado cientos de lejanos sitios en casi todos los continentes del Planeta, todavía guarda una profunda relación con todo lo que encierra el Chiriquí Viejo, porque para él venir a Chiriquí, es ir al Chiriquí Viejo, a ese sitio enclavado en las riberas de la poderosa corriente que fluye desde las laderas del volcán Barú y que baña los suelos donde sus abuelos Aurelio y Josefa, se asentaron hace más de cien años y, con ello, determinaron la pasión que su nieto Stanley desarrollaría por el estudio de la biodiversidad istmica.
Quizás algunas de las cosas que más han marcado la vida de Stanley Heckadon Moreno es su simbiosis con las tierras del Chiriquí Viejo.
En las aguas de aquella corriente aprendió a nadar, en esas tierras arreó el ganado, comió los monos de sus tías para los días de faena, cortó y vendió plátanos, manejó el canalete de los botes de espavé para salir a la mar.
En esa tierra de los bananales padeció de malaria cuatro veces, conoció de las mordidas de serpientes y heredó la devoción por la Limeña.
El hombre del Chiriquí Viejo a quien rendimos este homenaje por su aporte valiosísimo a la investigación nacional en diferentes ramas del quehacer científico, es también un tributo al sencillo hombre que salió del más lejano de los ríos chiricanos, ese que serpentea por el poniente de esta provincia.
Es un tributo al sencillo hombre que se formó, como el mismo escribió para la obra Ser chiricano, "en una de esas fincas levantadas a hacha y machete, en plena selva, a ocho vueltas arriba de la Boca de los Espinos".
Es un tributo a ese hombre que se fue a estudiar a grandes universidades, que ha logrado escalar una posición cimera en uno de los más prestigiosos centros de investigación mundial, pero que pese a todas las luces del mundo profesional en el que ha descollado, ama y vuelve siempre a sus raíces.
**************
Imágenes del acto de reconocimiento organizado por CULTURAMA Y LA FUNDACION BIBLIOTECA DE BOQUETE, al doctor Stanley Heckadon Moreno, jueves 20 de septiembre de 2012.
Hicieron uso de la palabra: Lizzi Espinosa (Directora de la Biblioteca de Boquete), Mario Molina, del Departamento de Historia de la UNACHI, Camilo Brenes Pérez, amigo del científico, Manolo Ruiz, Alcalde de Boquete, Demetrio Miranda, en nombre de la Asociación Ambientalista de Chiriquí, Price Peterson, de la Fundación Biblioteca de Boquete, Ovidio Saldaña, de la UNACHI, Francisco Rojas, del Club de Leones de Boquete y Anayansi Díaz, Diputada Suplente del Circuito 4.3
El alcalde Manolo Ruiz con el Dr. Stanley
Anayansi Díaz, suplente del diputado Hugo Moreno con Stanley Heckadon
La hermosa instalación de la Biblioteca de Boquete, abierta en febrero de 2012 fue el escenario de este acto: conversatorio con el Dr. Stanley Heckadon previo al reconocimiento
Público asistente, niños, jóvenes y adultos
Público asistente de diversas organizaciones y comunidades
martes, 18 de septiembre de 2012
PALABRAS DE DIMAS LIDIO PITTY EN LA ENTREGA DE LA MEDALLA JUAN B. GOMEZ...
PALABRAS EN LA PRIMERA ENTREGA DE LA
MEDALLA
JUAN B. GÓMEZ AMADOR
A LA EXCELENCIA
CULTURAL
Por D. L.
Pitty
Señoras y señores:
Los organizadores de este significativo
acto cívico-cultural —que se propone resaltar los esfuerzos y aportes a la búsqueda
de la excelencia cultural realizados por el distinguido ciudadano José Chen
Barría, haciéndole entrega de la medalla que lleva el nombre de don Juan Bautista
Gómez Amador—, han tenido la gentileza de invitarme a decir unas palabras sobre
el sentido de la ceremonia y, de modo ineludible, en torno a la trayectoria
cultural y humana del amigo desaparecido hace un año, quien se caracterizó como
un luchador incansable por la cultura.
Desde joven, Juan
B., como lo llamaban sus amigos, fue un hombre consagrado a la vida, a las
palabras y a los libros. Para él la lectura era un placer esencial y un medio,
quizás sin parangón, de cultivo y elevación
espiritual.
Recuerdo que, allá por la segunda mitad
de la década del cincuenta del siglo pasado, dirigentes estudiantiles del Colegio
Félix Olivares que militábamos en la Federación de Estudiantes de Panamá, como
Roberto Kraus (+), Fabián Cubilla, Heraclio Sanjur, Julio Candanedo y Raymundo Pittí,
entre otros, formábamos tertulias y debates en el Parque Cervantes y en las
refresquerías del cine Alcázar y la Casita Blanca, en torno a coyunturas
políticas, corrientes de ideas, escritores y libros que leíamos.
Los nombres de Rodó, Martí, Ingenieros,
Hostos, Vargas Vila, Arévalo, Dostoievski, Gorki, Zolá, Sartre, Camus, Thomas
Mann, Neruda, Lin Yutang, Malaparte, Jan Valtin y Virgil Gheorghiu afloraban en
los diálogos. Y, por supuesto, obras como La
náusea, El muro, El extranjero, La peste, El canto general,
Los hermanos Karamazov, La madre, La piel, Kaputt, El patriota, La montaña mágica, La noche quedó atrás y La hora 25 eran objeto de atención y referencias.
Aunque era algunos años mayor que
nosotros y escribía artículos de opinión en el diario Ecos del Valle, Juan B. se acercaba algunas veces a las tertulias y
emitía comentarios sobre los temas debatidos, fuesen éstos históricos,
políticos, literarios, éticos o culturales. Así nació la relación entre el
adolescente que era yo y el adulto joven que era él.
Décadas después, tras muchas andanzas,
vicisitudes, adversidades, venturas y ejecutorias, que cada cual afrontó por su
lado, al reencontrarnos ambos, otra vez como residentes en el suelo natal, aquel
trato superficial y esporádico se transformó en limpia amistad y aprecio mutuo.
Entonces Juan B. publicaba su columna
“Al margen de los temas” en La estrella
de Panamá y después, durante varios años, apareció en El siglo, donde fuimos compañeros. Simultáneamente, Juan B.
producía el “Radioperiódico Impacto”, que se transmitía diariamente por Radio
Chiriquí, la radioemisora del legendario maestro Ramón Guerra, y gozaba de gran
sintonía.
Lo anterior quiere decir, pues, que
desde edad temprana Juan B. entregó al periodismo sus mejores afanes y
desvelos. Y no dejó de hacerlo hasta el final, como les consta a los presentes
y a todos los chiricanos. Además, procuraba compartir la información y los
conocimientos que había adquirido mediante la lectura.
Ahora bien, no se interpreten estas
palabras en el sentido de que él era uno de esos seudoilustrados (endémicos en
todas partes, como algunas plagas, insectos y malezas) que aprovechan la menor
oportunidad, venga o no venga a cuento,
para ostentar su pedantería de aparentes sabihondos “leídos y
escribidos”.
Juan B., por el contrario, habiendo
sido temprano oficiante de la lectura y asiduo concurrente a bibliotecas —al
respecto, recuerdo cuando, en los años sesenta, lo veía llegar, casi
diariamente, a la Biblioteca Nacional de la ciudad de Panamá, entonces ubicada
en el barrio de San Felipe, cerca del palacio presidencial. Luego supe que, durante
sus años en el servicio diplomático en Madrid y Buenos Aires, visitaba las
grandes bibliotecas y librerías de aquellas capitales—, no presumía de
ilustración, sino que más bien utilizaba el fruto de sus lecturas para intentar
comunicarse mejor con los demás.
Precisamente, porque comprendía que, en
su calidad de periodista y escritor, la lengua hablada y escrita era su
herramienta fundamental, Juan B. le concedía extremada atención a las
cuestiones lingüísticas, de modo particular al buen uso en el habla cotidiana y
a los aspectos ortográficos y sintácticos. Incluso en su radioperiódico
mantenía un segmento fijo de correcciones idiomáticas.
Este interés suyo explica por qué la
Academia Panameña de la Lengua lo distinguió con la designación de Académico
Correspondiente, y también por qué fue honrado con el Premio a la Excelencia
Periodística, en reconocimiento al trabajo de toda una vida.
Como ciudadano y hombre de intereses y
preocupaciones culturales, Juan B. no dejó de aconsejar y promover el hábito de
la lectura en la comunidad chiricana. Hasta regalaba libros, a entidades,
colegios y personas, cada vez que podía. Era un convencido de que la lectura es
el medio más efectivo y asequible para que cualquier persona se supere y
adquiera una amplitud de perspectivas que le facilite el desenvolvimiento en la
vida.
Y no le faltaba razón, por supuesto,
porque los libros son la memoria de la especie: en ellos está no sólo lo que
hemos sido, sino, en buena medida, lo que somos; y, además, contienen
prenuncios o atisbos de lo que seremos o podremos ser. En consecuencia, aunque parezca
hiperbólico o suene a disparate, se puede decir que, para toda persona sensible
y abierta a los horizontes espirituales, en el interior de cada libro palpita
la humanidad.
Ahora, en esa noble línea de
inquietudes y de afanes, un grupo de chiricanos ha tenido la plausible iniciativa
de crear un galardón a la excelencia cultural, destinado a resaltar los empeños
y los aportes de quienes se preocupan y luchan por elevar los niveles educativo
y cultural de la provincia.
En esta primera ocasión han escogido al
ciudadano José Chen Barría para que reciba la presea. Chen Barría es un
chiricano sobresaliente, sin duda, que siempre se ha mostrado interesado en los
asuntos esenciales de la provincia, entre los cuales, obviamente, figuran la
educación y la cultura.
Así, pues, la ceremonia que nos
congrega posee doble significado: por un lado, es un merecido reconocimiento a
los esfuerzos que ha desplegado José Chen Barría en pro de la educación y la
cultura en la provincia; por el otro, es un homenaje a la memoria del ilustre periodista,
escritor y noble amigo don Juan B. Gómez Amador, devoto de los libros y
promotor incansable de la lectura y de la superación personal permanente en
todos los niveles.
Juan B. murió veinticinco días después
de haber cumplido ochenta años de edad. Con motivo del onomástico, fueron
leídos en su radioperiódico unos versos de salutación que ahora comparto con
ustedes, para que pensemos o sintamos que Juan B. sigue en los quehaceres
cotidianos y esta noche está con nosotros:
A JUAN B., EN SU CUMPLEAÑOS
En Chiriquí, el periodismo
tiene un cultor
consagrado,
cuya vida ha dedicado
al país, sin egoísmo.
Le sirven para lo mismo
el micrófono, la pluma,
el juicio claro y, en
suma,
la cultura y el talento,
que alumbran su
pensamiento
aunque haya noche o
bruma.
Por la palabra y el acto
se conoce al hombre
honesto
y en Chiriquí es prueba
de esto
Radioperiódico Impacto.
Un programa fiel y exacto
en la verdad, su medida
es la audiencia
agradecida,
que hoy lustra con piedra
pómez
el nombre de Juan B.
Gómez,
en sus ochenta de vida.
Potrerillos, 21 de agosto de 2011
Hoy, un año
después de su partida, quizás convendría, y no sería exagerado o irreverente,
agregar a su epitafio una frase de Jorge Luis Borges que dice: “Que otros se jacten de las páginas que han
escrito; a mi me enorgullecen las que he leído.” Seguramente Juan B. recordaría
a Balzac, Zolá, Dickens, Papini, Blasco Ibáñez, Unamuno, Baroja y otros autores
favoritos suyos, y convendría en que, de algún modo, tales palabras del
eminente maestro argentino sintetizan y expresan lo que él pensaba.
Para terminar, señoras y señores, reitero mis felicitaciones
al amigo Chen Barría y, como humilde hijo de las faldas del Barú, les doy las gracias
a nuestra tierra y a ustedes.
Muchas gracias.
Culturama, David, 15 de
septiembre de 2012
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