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jueves, 23 de diciembre de 2010

RUTA POR LAS CASCADAS DE CHICHICA...

Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.

La Heliconia lathispata, mejor conocida en nuestro paí­s como chichica, es una planta tropical, ornamental y comestible abundante sobre las tierras de la Comarca Ngäbe-Buglé. Una comunidad, situada entre las montañas del norte de la comunidad chiricana de Tolé, lleva el nombre de esta popular especie vegetal.
Chichica es un caserí­o a 543 metros sobre el nivel del mar; para llegar allí se encuentra primero Alto Caballero, Cerro Sombrero y Cerro Mosquito; se ascienden y descienden empinados cerros y se cruza el caudaloso rí­o Cuví­bora. Solo vehículos de doble tracción poseen la fuerza necesaria para atravesar el corto pero accidentado camino que permitirá el acceso a la pintoresca comunidad de Chichica, perteneciente al distrito de Muná.
El domingo 14 de diciembre de 2008, el semanario Culturama decidió emprender la búsqueda  de unas hermosas cascadas, recomendadas por la profesora de turismo Jocelyn Pittí, quien atiende a más de una docena de estudiantes de esa zona con la intención de promover y difundir los particulares atractivos de Chichica: divisar los paisajes montañosos del Septentrión y las aguas del Pací­fico (especialmente la ensenada de Guabalá y el Cerro Pan de Azúcar) y las cascadas naturales.
Acompañados por los estudiantes lugareños Efraín Rodríguez,  Luis Cedeño y Macario Salinas, a las 10 de mañana emprendimos la ardua tarea de descender por Las 36 vueltas, un trayecto designado  así porque la trocha abierta en la montaña serpentea ese número de veces.
Hora y media nos llevó alcanzar la Quebrada Tinta donde el lecho rocoso forma varias caí­das de agua, muy próximas unas de las otras.
Primero nos encontramos con cuatro pequeños saltos de reducida altura pero no por ello sin belleza. Los moradores, en su mayoría ngäbes, le conocen como Los saltos del camino; poco más adelante se localiza la Entrada del sol, otra caída de unos 20 metros que forma un charco majestuoso, rodeado por una especie de caverna de naturaleza volcánica, catalogada así­ por el basalto gris columnar, en forma de lajas, que abunda por el lugar. Esta denominación radica en que los rayos del sol penetran en el bosque de galerí­a e impactan precisamente en la parte superior del chorro,  imprimiéndole tonalidades de luces y sombras.
Avanzando por la corriente,  tuvimos el impresionante encuentro con la Cascada Mery Sulia.  Desde unos treinta metros  se desplaza esta "cabellera acuífera" muy diferente a otras que hemos contemplado porque fluye sobre un manto de helechos silvestres que tienden a aminorar el desplazamiento del agua el cual parece darse en cámara lenta. Mery Sulia es una voz ngäbe que significa: Mujer Latina.
Después de compartir unos tamalitos preparados por los alumnos de turismo del INADEH en Chichica, que nos sirvieron de refrigerio a los pies de la Mery Sulia, a las 12:30 p.m. decidimos emprender el regreso: el ascenso no serí­a cosa fácil. Las 36 vueltas se volvieron para nuestros cansados pies cientos de giros. Una hora más tarde alcanzamos la cima.
Nuestra estadí­a en Chichica se cerró con una muestra de los bailes tradicionales del lugar. Los ngäbes nos prodigaron la mejor de las atenciones y nos  invitaron a acompañarlos en una noche de luna llena para celebrar la llegada del Nuevo Año.
Fotos: Olmedo Miró Rodríguez, Melva Miranda y Milagros Sánchez Pinzón

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