Fundado el 21 de agosto de 1988 en David, Chiriquí. República de Panamá

lunes, 11 de octubre de 2010

LOS SALTOS DE ROSELA...


Por: Milagros Sánchez Pinzón (mspinzón@gmail.com)

Quebrada de Lajas es un pequeño  caserío de Rincón en el distrito de Gualaca que registra unos 200 habitantes.  La entrada a esta comunidad se encuentra frente a uno de los hermosos chorros que discurren desde la Meseta de Chorcha, en el camino hacia Los Ángeles.  

A ese sitio llegamos en busca de un joven que nos sirviera de guía  para encontrar  los saltos labrados por la quebrada que da nombre a la población y que ya habíamos visitado a principios de año, pero como era la temporada de sequía la corriente registraba  un  dramático descenso de su caudal.

Carlos Iván Vega se ofreció gustoso tan pronto le preguntamos si podía acompañarnos. Dejó a un lado su faena de albañil y nos dirigió a los ocho exploradores que nos propusimos realizar la travesía por Quebrada de Lajas. 
Remy, un francés; Geraldine y su esposo Edward, estadounidenses, todos residentes en Boquete,  se sumaron a los jóvenes estudiantes Edith Castillo y Samantha Trejos (de Turismo) y a Cristian Ibarra y Roberto De Gracia (de Geografía e Historia), quienes deseaban realizar un reportaje ecoturístico para sus compromisos universitarios.

El descenso por la pendiente que desembocaba en la Quebrada resultó trabajoso.  Las pisadas de las vacas profundizaban el terreno lodoso y  algunos de los exploradores  resbalaban y caían, agarrándose de las heliconias y otras hierbas forrajeras que pueblan esos potreros para volver a levantarse.   A pesar de ello, las bromas y las risas nunca abandonaron a los aventureros.  

Lajas es un arroyo que nace a 240 metros sobre el nivel del mar y es un tributario  del río Chorcha, luego de extenderse a lo largo de once kilómetros.  No obstante, en su recorrido se desplaza  por un material rocoso que aflora de manera abrupta sobre la superficie para generar un conjunto de cuatro saltos muy próximos unos de otro que, aunque no alcanzan grandes alturas, son muy peculiares por estar acompañados de masas líticas semiredondeadas de gran tamaño.
Estos cuerpos pétreos parecen labrados por la mano del hombre, pero no son más que el producto de la acción erosiva fluvial a lo largo de millones de años.  En varios de ellos, si se observan con cuidado, se descubren restos fósiles –sobre todo conchas y caracoles- que evidencian el pasado geológico marino de este territorio (al igual que el resto del Istmo de Panamá).

Comentamos a Carlos Iván que no conocíamos un nombre para estos chorros  y nos indicó que eran llamados los Saltos de Rosela, pero no hubo mayor explicación sobre tal designación.

Dos horas y media nos tomó el recorrido por la quebradiza corriente hasta alcanzar nuevamente la carretera Veladero-Los Ángeles…  Un buen número de fotografías  nos permitirían dar testimonio de estas bellezas naturales a menos de una hora de David, el corazón del Valle de la Luna.


Fotografías: Milagros Sánchez Pinzón

3 comentarios:

  1. Digo lo mismo. SE OLVIDARON DE MI. UMMMMMMMMMMM SON BROMITAS, FELICIDADES. MUY BELLO EL REPORTAJE.
    ÉXITOS.

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  2. Muy hermosa nuestra tierra.
    felicidades

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