Cada vez que visitaba Cerro Punta, esa hermosa
comunidad de las tierras altas bugabeñas, epicentro de la producción hortícola
del país, me impresionaba divisar
el monte que dio el nombre a todo
ese fértil valle circundado por
otras masas volcánicas portentosas.
No sabía que hasta su cúspide existía un
sendero que algunos exploradores se aventuraban a recorrer para alcanzar sus
2,375 metros de altitud y contemplar, desde ese punto, algunas de las
panorámicas más llamativas de la región.
Fue Carlos Fonseca Grajales*, un entusiasta y políglota guía turístico de Volcán, apasionado de la
observación de aves, quien me descubrió la posibilidad de ascender al punto máximo de esta mole ígnea,
cuyo flanco oriental lo conforma
una pared rocosa vertical y, en el
resto de los costados, aparece una exuberante vegetación.
Dirigidas por Carlos, emprendimos junto con
Marla Palacios el ascenso de la montaña.
Eran las 9 de la mañana del domingo 24 de marzo de 2013 y nos habían referido
que la travesía exigía tres horas, pues desde lejos, puede apreciarse que
existen pendientes de hasta 45 grados.
Iniciamos la caminata en Entre Ríos (a 1,875 metros sobre el nivel del mar);
cruzamos el puente sobre la Quebrada Las Mirandas y surcamos
varios sembradíos de apio, cebollina, papas, repollo chino y lechuga.
Aunque era domingo, gran parte
de los caseríos vibraban en sus
afanes agrícolas.
Ascender los 500 metros no fue tarea fácil. En algunos puntos el terreno era resbaladizo, primero por
el polvo y luego por las hojas del
sotobosque. Ramas de bambú y raíces de los árboles nos servían de
sujetadores, aunque en algunos
tramos, Carlos debió recurrir a una cuerda que llevamos para superar
casos como estos.
Después de la primera hora de camino, Marla
resultó afectada por la presión atmosférica y reducción de oxígeno que se registran a esas elevaciones y decidió no avanzar más para dejar
que el resto prosiguiera hasta la cumbre. Estábamos a mitad del trayecto.
Consumimos otra hora más. Era la primera vez que transitaba en altitudes superiores a los 2 mil metros sin tener como objetivo una cascada, pero aunque no escuché el mágico sonido del agua al precipitarse por una caída, desde la cima del Cerro pudimos contemplar la particular amalgama del paisaje natural (el Chiriquí Viejo y sus afluentes, cerros, colinas y bosques) y cultural (casas, caminos, cultivos, escuelas, iglesias, comercios) que se desprende del Valle de Cerro Punta. Las nubes blanquecinas se paseaban fugazmente muchos metros más abajo y un colchón de ellas escondía al Barú, el testigo silencio de los siglos.
Tomamos todas las fotografías que pudimos, nunca más estaríamos en ese sitio. Descender resultó mucho más fácil. Marla nos esperaba leyendo algo entre las inmensas piedras que le sirvieron de refugio.
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Cuatro horas conllevó la exploración por el imponente Cerro Punta, ya no miraremos con nostalgia la belleza de ese edificio ígneo, porque alcanzamos su cumbre para disfrutar y compartir su posición privilegiada sobre el inmenso Valle…
* Giras turísticas y
guía para observación de aves en Tierras Altas de Bugaba, con Carlos Fonseca Grajales.
Celular 6569-2703.
Magnífico! en febrero crucé por el sendero que sale del parque "La amistad" hasta Boquete, fueron 12 Km maravillosos, soy de Boquerón, y disfruto mucho de la naturaleza y recolectar y clasificar plantas medicinales, cuando quieran, les publico un artículo en su blog o revista. saludos chiricanos!
ResponderEliminarExcelente relato de este recorrido, la misma experiencia se nos presento a escalar este macizo, en la cual hay que ir pausadamente para no exponer el cuerpo a grandes presiones, estuvimos en ese lugar el 10 de marzo, y nos acompaño un clima extraordinario, pueden ver en nuestra pagina de videos de YouTube de BasaKwe Hiking Club, todo el recorrido, y nuevamente gracias por compartir las anécdotas
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