El domingo 16 de noviembre de 2008, el semanario educativo Culturama se encaminó a descubrir el chorro que por muchos años nos mencionaba orgulloso don Félix Caballero (propietario de Finca Camelot en Rincón Largo de Dolega) y al cual se accedía desde sus dominios.
Como en otras ocasiones, emprendimos la expedición con la creencia de que no podíamos sorprendernos mucho con lo que encontraríamos: la cercanía a la ciudad de David y el hecho de que Google Earth (valiosísima herramienta satelital de internet), así como la hoja topográfica que empleamos como referencia tradicional, registraban que este salto de agua se ubica a solo 100 metros sobre el nivel del mar, nos inclinaban hacia una posible decepción expedicionaria.
Mas una grata sorpresa nos esperaba más adelante. Desde Camelot y guiados por el lugareño Ricardo «Tato» Miranda, caminamos unos 30 minutos bajo un inclemente sol (aunque dos de nuestros compañeros de viaje se movilizaron a caballo) para tener nuestro primer contacto con una potente y esplendora cascada.
Esta caída natural es formada por la corriente de la Quebrada Lajas, casi en su punto de encuentro con las aguas de la Quebrada Magdalena; presenta unos 10 metros de alto por unos 20 de ancho y forma un «charco» de casi treinta metros de diámetro, fenómeno que la hace más atractiva que otros chorros de más altura pero que no conforman en su caída un piscina tan vasta y profunda, de aguas con un verde intenso.
Quebrada Laja discurre por el corregimiento de Los Algarrobos, mientras que la quebrada Magdalena sirve de límite entre este corregimiento y el de Los Anastacios, del cual Rincón Largo es uno de sus caseríos. Ambas fuentes de agua vierten sus aguas, unos pocos kilómetros más al sur, en la corriente del río David.
Como entre los moradores del área circula la leyenda de que La Tulivieja (esa horrible y fantasmal mujer que llora a su hijo perdido) se esconde en una pequeña cueva labrada por Las Lajas, bien podríamos bautizar a esta hermosa y citadina caída de agua como La Cascada de la Tulivieja...
Le invitamos a hacer turismo interno y vaya conociendo esos parajes naturales escondidos pero a la vez tan próximos a nuestra selva de cemento y acero, antes de que desaparezcan por el avance inexorable de la «civilización».
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