En 1945, durante la presidencia de Enrique A. Jiménez, se inauguró el edificio del Banco Nacional, Agencia de Chiriquí. Esta institución mereció, por su importancia y la influencia decisiva que ejerció desde sus comienzos en el progreso social y económico de la Provincia, ser transformada en una institución autónoma que operó con el nombre de Banco de Chiriquí, protegido por la Ley No. 35 del 16 de septiembre de 1946.
Señala la revista El Barú, editada en 1949 para conmemorar el centenario de creación de Chiriquí, que el radio de operaciones de esta entidad financiera comprendía actividades muy diferentes, tendientes todas ellas a dar la mayor facilidad posible a sus clientes. Préstamos, descuentos, venta de giros, cheques, etc. eran algunos de los muchos servicios que esta institución prestó a la comunidad.
El Banco de Chiriquí estaba orientado por una Junta Directiva compuesta por cinco miembros, la primera que se recuerda estaba conformada por Tomás Arias Quintero, Servio Tulio Tribaldos, Ramón González Revilla, Oscar Osorio y Aristides Romero Chávez, figuras prominentes del quehacer económico regional. Este Banco, fue dirigido en sus primeros años por Honorio Gil Méndez, quien logró hacer de la institución una de los más distinguidas de la Provincia. No obstante, en los primeros años de la década del cincuenta, malos manejos administrativos dieron al traste con la reputada institución bancaria regional.
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