En el marco de la IV Feria del Libro de la Biblioteca de Boquete (del 23 al 26 de junio de 2022), se organizó un homenaje a los investigadores: Luz Graciela Joly y Stanley Heckadon Moreno, ambos especialistas en Antropología que han dedicado la mayor parte de su vida a la producción literaria en sus disciplinas y a la enseñanza en diferentes modalidades.
Le correspondió al científico e investigador Abel Batista, herpetólogo, enunciar las palabras de presentación del doctor Stanley Heckadon Moreno, que resultan valiosas compartir.
Dr.
Stanley Heckadon-Moreno
Por Abel Batista
Los naturalistas
del istmo que nos han visitado después del siglo VIII, vieron un país lleno de
“selvas entre dos mares” ¿Cómo vemos a Panamá hoy en día?
Bienvenido
Dr. Stanley, su esposa Sonia Martinelli de Heckadon, Dra. Luz Graciela Joly
Adames, y familiares, Equipo de la Biblioteca de Boquete, autoridades locales,
ONGs, y público que nos visita.
El día de hoy 26
de junio del 2022, será un día grato de recordar en el Distrito de Boquete,
pues hoy, el peso de la trayectoria científica, cultural y social del Dr.
Stanley Heckadon-Moreno está dejando huellas, que ablandan los más áridos
terrenos que a su paso recorre.
Es muy grato para
mi estar parado frente a ustedes y tener el honor de hacer remembranza de los
trabajos del Dr. Stanley, algunas de las que he podido ser espectador durante
la corta carrera de cualquiera aquí en Panamá si la comparamos con la magnífica
ejecutoria del Dr. Stanley.
Y es que el Dr.
Stanley, sin duda es el panameño “Chiricano, de las riberas del río Chiriquí
Viejo” más aventurero y explorador que puedo reconocer. Creo que hasta alma de
Gitano tiene ajajaj, principalmente debido a sus aventuras atrevidas desde sus
viajes entre California y Panamá, hasta sus recorridos en Colombia durante sus
estudios en La universidad de los Andes, que por cierto también tuve la
experiencia de estudiar allí. Leyendo parte de su autobiografía, me sorprendía
como disfrutaba de sus “estudios”, haciendo una tesis muy interesante en el
Golfo de Morrosquillo, en donde combinaba sus días de investigación con días de
buceo y arpón, pescando para ganarse la vida.
Hace unos 24
años, escuché por primera vez el nombre del Dr. Stanley, y fue en la materia de
conservación de los recursos naturales renovables de la carrera de biología,
facilitada por otro “influencer” como los llamamos hoy en día, El profesor
Demetrio Miranda. Él introdujo el libro Los Naturalistas del Istmo de Panamá.
Fue muy placentero para mí y los compañeros de la clase hacer lectura de uno de
los libros que te traslada directamente a vivir la experiencia de los primeros
naturalistas que visitaron nuestro istmo. Recuerdo las transiciones o ecotonos
que fue observando el naturalista Henri Pittier cuando inició su trayectoria a
caballo entre David y boquete, por allá en el año 1911, actualmente este
recorrido lo haces en automóvil, y si leíste este libro no dejas de pensar en
esto cuando subes a boquete. Además, las historias de otros expedicionistas
como Edward Goldman que visitó las minas de oro de Santa Crúz de Cana, en
Darién, un sitio que en la actualidad es accesado solo a pie o en helicóptero,
a unos 45 km del pueblo más cercano, camino que también me tocó recorrer hace
10 años y recordar los escritos del Dr. Stanley. A lo largo de mis expediciones
en la república istmeña, no hay sitio que no haya recorrido y que el Dr.
Stanley haya plasmado con su pluma. En una ocasión estuve viviendo en la
antigua y casi abandonada casa del Diputado Pablo Oton, en el Real de Santa
María en distrito de Pinogana, allí me encontré en una biblioteca inusual para
un sitio tan alejado y casi olvidado por los gobiernos de turno, un libro sobre
las aves de Panamá del Dr. Alexander Wetmore, autografiado por el mismo y dedicado
al distinguido diputado. Recientemente me conecté a una conferencia virtual del
Dr. Stanley, en donde presentaba el libro Alexander Wetmore y las Aves de
Panamá, en ese momento le pregunté si conocía al diputado Oton. De momento
capté que estaba en medio de una conexión de casi un siglo entre personas
enlazadas, de una forma u otra a través de sus relaciones personales, escritos
y/o expediciones realizadas en los mismos sitios por estos naturalistas, Wetmore, Oton y Stanley,
o Stanley-Oton y Wetmore, como lo quieran ver.
Cuando haces
lectura de los escritos del mayor Naturalista de Panamá, te involucras de tal
manera que cuando regresas personalmente a esos sitios experimentamos una
suerte de deja vu, que parece
increíble, y eso sentí cuando caminaba los senderos hacia la cima de Cerro
Hoya, en Azuero, estaba “entre selvas y potreros”, una obra literaria que es
parte del recorrido del Dr. Stanley, estudiando y trabajando con los primeros
colonizadores del istmo, una lucha de la que participó, documentando y tratando
de preservar nuestros bosques, de una manera muy particular, trabajando con la
gente. Tenemos la Suerte que él llegara en el momento oportuno para salvar
nuestros bosques, pues, de otra manera Panamá hubiese sido convertida en
potreros.
Es interesante
que gracias a ese trabajo y otros del Dr. Stanley, a inicios de su carrera,
ahora podemos valorar no solo los recursos naturales, sino la preservación cultural,
y lo demostró en su lucha por garantizar los territorios indígenas, que, a raíz
de eso, ahora ellos pueden disfrutar de cierta seguridad en sus tierras
comarcales. Gracias al Dr. Stanley, aseguramos la fuente hídrica del Canal de
Panamá, y es que él fue el promotor de una de las áreas protegidas más
importantes del país, el Parque Nacional Chagres. Esta batalla permanente del
Dr. Stanley fue, por muchos años, casi en silencio y que no ha sido reconocida
como se lo merece.
Como biólogo, si
quieres saber algo de la historia de los científicos o naturalistas de Panamá,
que nos han visitado hace décadas o siglos, el Dr. Stanley de seguro tendrá
esas respuestas, o te ayudará a conseguirlas. Como ejemplo, el año pasado
describimos una especie de rana de la frontera con Colombia, el primer
espécimen fue colectado en 1911, y no había registros de su colector, pero
gracias a la información facilitada por el Dr. Stanley, pudimos conocer que
había sido colectada por el Naturalista Henri Pittier en una expedición a las
costas caribeñas del oriente de Panamá. En Panamá tenemos la dicha de tenerlo y
que sus trabajos de excelencia, estén impresos para la enseñanza de
generaciones futuras indefinidamente.
Y es que a partir
de ese primer libro que leímos, nos consideramos unos naturalistas, con deseos
de entender cómo funcionan las cosas en la naturaleza y estar en contacto con
ella, lo llevamos a otro nivel. Recientemente el año pasado registramos
legalmente la Fundación Los Naturalistas, haciendo honor a toda esa formación
que nos está dejando el Dr. Stanley. Esperamos no defraudar sus valores, y
hacer de esa fundación un modelo para el estudio y la conservación de la
biodiversidad de Panamá, a través de expediciones a los sitios más remotos del
país.
Muchas
gracias Dr. Stanley por todo lo que ha hecho por nuestros recursos naturales y
culturales, de nuestro país. Y es que el Dr. Stanley, ha realizado una
contribución de cientos de publicaciones, en todas las áreas posibles, desde
sus bien documentados libros (por
mencionar algunos: Cuando se acaban los montes, Colonización y destrucción de
los Bosques de Panamá, Agonía de la Naturaleza, Panamá Puente Biológico, entre
otros), artículos científicos, sus artículos en épocas, y otros artículos
de periódicos en el que acerca sus notas a un público más general, cerrando la
brecha entre ciencia y comunidad.
En honor al Dr. Stanley Heckadon
Por
su trayectoria como Naturalista del Istmo de Panamá
El doctor Heckadon Moreno recibe del doctor Abel Batista un ejemplar de la obra sobre la isla Escudo de Veraguas, reciente trabajo de investigación interdisciplinaria.