Fundado el 21 de agosto de 1988 en David, Chiriquí. República de Panamá

martes, 28 de diciembre de 2010

RESENA HISTORICA DE CHIRIQUI...

Investigación y redacción: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.


* ETAPA PREHISPÁNICA
Antes de la llegada de los españoles, las tierras chiricanas estaban habitadas por grupos indígenas dispersos de la cultura guaymí, quienes ocupaban también Bocas del Toro y parte de Veraguas. El historiador Alberto Osorio Osorio indica, que bajo el nombre de guaymí, se agrupaban diversos grupos como los changuinas, zurias, doraces y otros. Estas agrupaciones practicaban una agricultura rudimentaria, complementada por la caza y la pesca como modos de subsistencia.
Entre estas culturas precolombinas destaca la de Barriles, cuyas producciones materiales rompen con el horizonte arqueológico del resto de la Provincia, la cual se identifica básicamente con la elaboración de objetos de cerámica monocroma y bicroma escarificada. El investigador Richard Cooke sugiere que los pobladores de Barriles pertenecen a un periodo que se extiende entre 250 a.C. y 750 d.C.
En cuanto al nombre del pueblo guaymí, aparece mencionado por primera vez, según Phillip Young, en las Crónicas, de Fernando Colón, quien hace la relación del cuarto viaje del Almirante Colón por las costas caribeñas del Istmo, en 1502.
Los aborígenes llamaban a esta región, según los cronistas españoles, “Chiriqui” o “Cherique”, vocablo que significa Valle de la Luna.
Según el historiador Ernesto J. Castillero, la primera vez que se menciona Chiriquí en un documento es en la Relación, de Gil González Dávila, quien en 1522, recorrió la costa del Pacífico de Panamá.

* ETAPA COLONIAL
De acuerdo con los informes históricos, el capitán español Gaspar de Espinosa (1440-1537) fue el descubridor, explorador y conquistador de la región chiricana, en 1519. Sus avances en Tierra Firme formaban parte del proyecto colonizador desarrollado por la corona española en el Nuevo Mundo. Espinosa era un bachiller en leyes, integrante del grupo expedicionario dirigido por Pedrarias Dávila, alcalde Mayor de la Gobernación de Castilla del Oro (Istmo de Panamá).
Se considera a Espinosa como uno de los más crueles personajes del período de colonización de estas tierras, existiendo testimonios que aseguran a verlo visto asesinar a cientos de indígenas, muchos de ellos, luego de ser sometidos a despiadadas torturas. La personalidad del descubridor de Chiriquí se identificó plenamente con el gobernador Pedrarias, quien también se caracterizó por sus acciones sanguinarias durante su administración en Panamá.
El sometimiento por la fuerza y la catequización fue un largo proceso que llevó a la integración y absorción de algunos grupos indígenas por la cultura occidental. Algunos desaparecieron y otros retrocedieron a las zonas montañosas, más inaccesibles para los conquistadores.
Las condiciones para la existencia presentaban algunas ventajas en las llanuras chiricanas, situación aprovechada por los españoles para establecer sus asentamientos. Este hecho provocó la asimilación cultural de varios pueblos indígenas y, en consecuencia, el cruce racial que a la larga originaria la aparición de una población mestiza cuyos descendientes (con el posterior aporte negro) constituyen básicamente las raíces del actual hombre chiricano.
Durante este proceso de colonización y aculturación, surgieron los poblados coloniales en Chiriquí, tales como: Remedios (1589), Alanje (1591), David (1602- 1721), San Félix (1606-1607), Tolé, (1621), San Lorenzo (1623), Dolega (1637-1671), Gualaca (1766-1812), Boquerón (1767?) y Bugaba (1794). En algunos casos aparecen diferentes años de fundación, ya que los historiadores aportan diferentes fechas, no obstante esta divergencia, no se elimina la circunstancia de que estos pueblos surgieron durante la época del avance hispánico y que su evolución, expansión y crecimiento conformarían, con el correr del tiempo, a la provincia de Chiriquí.

* ETAPA DE LA UNION A COLOMBIA
En 1822, después de su incorporación a Colombia, Panamá fue llamada por el gobierno colombiano: Departamento del Istmo. En 1824, éste fue dividido en dos provincias: Panamá y Veraguas. Esta última, incluía lo que es hoy Bocas del Toro y Chiriquí.
En 1822, el cantón de Alanje, que incluía a Chiriquí, se extendía hasta Bocas del Toro y tenía por cabecera a la población de Alanje. Sin embargo, el 26 de enero de 1837, la cabecera del mencionado cantón fue trasladada por decreto oficial del gobierno neogranadino a la Villa de David.
El 26 de mayo de 1849, gracias a los esfuerzos del senador panameño José de Obaldía Orejuela, la provincia de Veraguas fue dividida por un decreto del Congreso de Colombia (Nueva Granada) en dos provincias: Veraguas y Chiriquí. La nueva entidad administrativa se extendía hasta Bocas del Toro, que pasó a ser, a partir de abril de 1850, cantón de Chiriquí. El primer gobernador de la nueva provincia fue Pablo Arosemena de la Barrera.
De 1855 a 1886, por los esfuerzos autonomistas de Justo Arosemena, el istmo de Panamá logró convertirse en el Estado Federal de Panamá; sin embargo, esta condición sólo fue nominal, pues el gobierno central colombiano continuó su intervención en los asuntos locales.
En 1860, Colombia entró en guerra civil, causada por el general Tomás Cipriano Mosquera, gobernador del estado del Cauca, al rebelarse contra el gobierno federal. Los panameños, tratando de mantener al Istmo alejado de las luchas intestinas colombianas, manifestaron sus deseos de independencia. Así quedó consignado en las Actas de David y Santiago.
El Acta de David fue redactada, el 31 de marzo de 1861, por José de Obaldía y expresa, en su parte resolutoria, el deseo de los chiricanos para que el Istmo fuera un estado independiente, pero ello habría de esperar cuatro décadas más.
En la segunda mitad del siglo XIX, se produjeron en Chiriquí algunos levantamientos armados que desestabilizaron políticamente al Istmo.
En 1866, brotó un movimiento armado en Dolega, al mando de Arístides de Obaldía. Los insurrectos dolegueños, conocidos como “los guaraperos” apoyaban al autoproclamado Jefe de Estado, Santiago Agnew. Los chiricanos avanzaron en franca rebeldía hacia Santiago de Veraguas, donde fueron derrotados.
En marzo de 1868, se alzó en David el coronel Nepomuceno Herrera contra el gobierno nacional. El movimiento fue abortado y los rebeldes trasladados a Panamá.
Al despuntar el siglo XX, la Guerra de los Mil Días estremeció al Istmo. Los panameños estancados y decepcionados por las miserias causadas por el centralismo del gobierno colombiano, se levantaron en armas cuando las luchas civiles se extendieron a Panamá.
El 31 de marzo de 1900, un pequeño ejército de unos ciento cincuenta hombres comandados por el doctor Belisario Porras y el general Emiliano Herrera, invadieron el territorio panameño. Procedentes de Nicaragua, los insurgentes navegaron hasta Punta Burica (hoy distrito del Barú) donde desembarcaron.
El 4 de abril de 1900, después de varias horas de batalla en la ciudad de David, tropas conservadoras del gobierno cayeron ante los rebeldes. Los insurrectos liberales avanzaron hacia Panamá donde serían derrotados.
El 2 de marzo de 1902, el coronel Manuel Quintero Villarreal dirigió un grupo revolucionario que se enfrentó a los conservadores en San Pablo, derrotándolos.
En noviembre de 1902, se firmó la paz entre conservadores y liberales a bordo del acorazado estadounidense Wisconsin.
El 4 de noviembre de 1903, el alcalde de Horconcitos, Wenceslao Alvarez comunicó con alborozo a la población de su comunidad los sucesos separatistas ocurridos en Panamá. La noche de ese día se proclamó la independencia y le tocó así a los “coqueños” ser los primeros chiricanos en declararse a favor de la emancipación panameña de Colombia.

* ETAPA REPUBLICANA
Las condiciones precarias en las que se encontraba Panamá al nacer a la vida independiente eran en gran parte el reflejo de una herencia histórica sembrada por el centralismo español y después por el colombiano.
La economía, la educación, la salud, las infraestructuras y otras actividades y servicios eran deplorables. Según el historiador Carlos M. Gasteazoro “eran más que nada una herencia colombiana”.
De 1916 a 1949, un elemento de comunicación de vital importancia en Chiriquí fue el Ferrocarril Nacional, concebido por el estadista Belisario Porras para acelerar la explotación y comercialización de los productos agrícolas de prometedoras regiones. Esta vía férrea se extendía a través de 165 kilómetros, uniendo Pedregal, David, Potrerillos, Boquete, La Concepción, San Andrés, Progreso y Puerto Armuelles.
En los primeros años de la República, también era relevante para la comunicación, la navegación aérea. Para ello, se instalaron aeropuertos en David, Divalá (1918), Volcán, Puerto Armuelles y San Félix, desde los cuales pequeñas avionetas trasladaban productos y pasajeros, ante la falta de vías terrestres adecuadas. La Carretera Nacional también jugó su papel desde 1930 hasta 1967, cuando se inauguró la carretera Interamericana.
En los primeros años de vida existían pocos planteles de enseñanza y éstos básicamente se ubicaban en el distrito capital: la Escuela Número 1, transformada en República del Brasil (1932), Escuela de Doleguita (1915), Colegio Panamericano (1927), Escuela de Francia (1931) y la Escuela Antonio José de Sucre (1942). Existían otros centros, como las escuelas de La Concepción (1936) y Puerto Armuelles (1938). La Escuela Normal Rural de David, que abrió sus puertas en 1924, concentró a una gran cantidad de estudiantes procedentes de casi todos los distritos. Este centro se transformó en 1945 en el Colegio Félix Olivares C.
El Colegio Nuestra Señora de los Angeles, fundado en 1936 y el Primer Ciclo de La Concepción, en 1946, también jugaron un papel importante en la educación secundaria de los jóvenes chiricanos hasta mediados del siglo XX.
Después de celebrados los cien años de creación de Chiriquí, en 1949, comenzaron a surgir otras instituciones, como los primeros ciclos de Boquete (1959), Remedios (1961), Progreso (1966), Volcán (1966), Dolega (1972), Gualaca (1975) y Manaca (1982), que permitieron el acceso de un mayor número de personas a la instrucción oficial. La primera escuela de la zona indígena se estableció en 1958 en Alto Caballero.
En el ámbito universitario el caso es diferente, ya que en Chiriquí no existieron centros de esta clase hasta 1961, cuando se creó una extensión de la Universidad de Panamá (transformada en Universidad Autónoma desde 1995). Desde los años setenta, las cifras de población universitaria en Chiriquí han aumentado debido a que han ido proliferando los centros educativos superiores. En 1973 se creó la Universidad Santa María la Antigua, extensión de Chiriquí; en 1979, la Universidad Tecnológica; en 1992, surgieron la Universidad Latina y la Universidad del Istmo; en 1997, Columbus University y más recientemente, abrieron sus puertas las universidades de La Paz, UNIEDPA, UDELAS, ISAE, Cartago, de La Paz, entre otras.
Las instituciones médicas en Chiriquí se circunscribían desde principios de siglo y hasta 1934 al Hospital de la Caridad en el Barrio Bolívar, éste fue eliminado para dar paso al Hospital José Domingo de Obaldía. En la década siguiente, en 1944 específicamente, surgió la primera clínica hospital privada de la provincia, la González Ruiz, que también vino a llenar un enorme vacío en el servicio médico particular.
Desde 1962, la atención médica en el nivel provincial, ha aumentó con la creación de la Policlínica de David, la de Boquete (1964), los Hospitales Dionisio Arrocha, en Puerto Armuelles, (1972), el Rafael Hernández, en David (1974) y el de San Félix (reinaugurado en 2007). Sin embargo, todavía representan pocas instituciones sanitarias para una población en aumento.
Chiriquí ha sido la cuna de variados órganos de comunicación. Desde el siglo XIX vio nacer La Tira y La Unión (de los hermanos Calancha), EL Noticioso y Chiriquí (de Maximiliano Müller De Puy) y ya en la era republicana, circuló El Mosquito (1910), El Fumigador (1910), El Imparcial (1932), Adelante (1932), Renovación (años 40), El León (1942), Ecos del Valle (en sus versiones de 1916, 1923 y 1945) y La Razón (1946); éstas dos, las últimas publicaciones diarias que ha tenido la provincia por más de veinte años, ya que se ensayó con el diario Hoy, en los años noventa, pero sobrevivió unos cuantos meses. Desde entonces, han salido otras revistas, quincenarios y semanarios, pero de esporádica vigencia (Acontecer Chiricano, Opinión, Provincias). En 1999, sólo permanecían en el medio: el semanario educativo Culturama (1988), la revista mensual Cumbre (1994) y el quincenario El Universal (1998).
Vinculados a los medios informativos, resulta de importancia destacar el papel de la radio en Chiriquí, que hace su aparición de manera comercial con La Voz del Barú (1946) y continúa con Radio David, Ondas Chiricanas (1948) y Radio Centenario (1949). En los últimos cincuenta años la emisora con más arraigo y proyección en la vida provincial ha sido Radio Chiriquí, fundada en 1970 por Manuel Ramón Guerra. En 2000, existían veintiún estaciones de radio en Chiriquí, ubicadas tanto en David, como en La Concepción, Barú y la zona indígena (Radio Baha’í).
Chiriquí no contó en sus primeros cien años de vida provincial, con una televisora local. Fue en 1964 cuando apareció Tele Barú, Canal 10, gestada por Rubén D. Samudio, pero que tuvo una efímera vida, pues cerró en 1967. En 1960 llegó la señal de RPC Canal 4 y posteriormente, llegaron otros canales desde la ciudad de Panamá. En 1996, sin embargo, Chiriquí vuelve a tener su propia televisora al iniciar sus transmisiones TVN Chiriquí, aunque también cerró años después.
El pueblo chiricano ha tenido varios centros de recreación. El Club David, fundado en 1917, para sus eventos más elegantes; los teatros Novedades (años de 1910), Edén, Yara (años 20), Imperial (años 30 y 40), Alcázar, Cumbre en Boquete (1944), Gualaca (1946), Universal, en La Concepción y Barú; los salones del Hotel Nacional (1946), las ferias regionales Chiriquí (comenzadas, en 1938, por los Caballeros del Barú, una agrupación cívica), los hipódromos El Cabrero (1947) y La Primavera (1948) y las plazas de toro. Pocos de estos lugares permanecen y los otros han desaparecido para permitir el surgimiento de nuevas formas de entretenimiento, caracterizadas principalmente por la aplicación y el desarrollo de la tecnología que ha avanzado tanto en los últimos cincuenta años que ha moldeado una personalidad diferente a la ciudad de David y a la provincia en general.

LA HISTORIA COMIENZA EN JAMESTOWN...

Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.

Tres embarcaciones inglesas Susan Constant, Goodspeed y Discovery atracaron en una península oriental de América del Norte en abril de 1607.

 
La primavera en todo su esplendor recibió a los 104 viajeros que iban a bordo de las naves, quienes al tocar tierra consideraron el lugar como un verdadero paraí­so. Los aventureros andaban en busca de recursos para comerciar pues trabajaban para la Compañí­a Virginia de Londres (de ahí­ la designación, Virginia, que recibiría posteriormente ese territorio). Al sitio que establecieron lo bautizaron Jamestown, en honor al rey James I, gobernante sobre toda Inglaterra. Este se convertirí­a en el primer asentamiento británico de carácter permanente en la América Anglosajona y donde bien podrí­a decirse comenzó la historia del Imperio del Norte.
Liderados por el capitán Christopher Newport, los colonos británicos erigieron un fuerte sobre una pequeña península que los protegía de la amenaza española y de los indígenas del área, estos últimos dirigidos por Powhatan. Pese a los esfuerzos realizados, el Fuerte de Jamestown sucumbió ante las presiones externas y nació un nuevo poblado en otra ubicación.

Las diferencias abismales entre las culturas aborí­genes y la europea se mantuvieron por varios años y solo se logró un periodo de paz gracias a la más famosa natural de la región: Pocahontas, una de las hijas del líder Powhatan. Esta amerindia se vincula -más por tradición que por documentación histórica- con el capitán John Smith, el primer gobernador de Virginia, y de esta supuesta relación han surgido variadas novelas y producciones cinematográficas. No obstante, de lo que si hay evidencia es que Pocahontas contrajo matrimonio con el plantador inglés John Rolfe, en 1614, enlace que creó un clima pacífico entre los colonos de Jamestown y las tribus de Powhatan durante largos años.
Desde aquel 1607, los ingleses expandieron el proceso de colonización por las tierras de la América Septentrional, unos afanados por la libertad religiosa, otros por requerimientos económicos. Surgió Plymouth en 1620 y Boston en 1630. Poco a poco, continuarán apareciendo los poblados que modelaron aquellas 13 colonias que más de un siglo después proclamaron su independencia de Gran Bretaña y dieron forma y vida a la nación mas poderosa del Planeta, aquella que emergió del pequeño caserí­o de Jamestown.


Descubrimientos arqueológicos en 1994 dieron con el sitio exacto de este primigenio asiento, donde se han levantado museos, monumentos y todo un complejo histórico en derredor, que lo convierte en uno de los principales puntos de interés turístico en el actual estado de Virginia, en la costa este de los Estados Unidos.





Fotos: Milagros Sánchez Pinzón.

BREGUE, EL TRUENO DE AGUA...

Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.

La humedad penetra por los poros desde el momento en que se adentra por el bosque de galería que encierra uno de los tesoros hí­dricos más impresionantes de las tierras de Cordillera, corregimiento del distrito de Boquerón, en la provincia de Chiriqu­í.
 
A una altitud de 1 275 metros sobre el nivel del mar, el sinuoso rí­o Bregué salta caprichosamente un escalón de casi 80 metros, en su rápido avance hacia el punto donde convergerán sus aguas con las del rí­o Macho de Monte. En ese portentoso desprendimiento la masa lí­quida es tan abundante que una tenue e incesante lluvia baña a quienes se atreven a contemplarla desde su falda derecha. Ráfagas de viento se encajonan de modo intermitente en ese valle labrado por el Bregué y logran arrancar de la "cabellera de agua"  finas partí­culas que se remontan (cual copos de nieve) a varios metros de distancia.
Para conocer la cascada del Bregué se debe llegar a la comunidad de Cordillera (ubicada a una hora y treinta minutos de la ciudad de David, en la ruta La Concepción-Volcán, y se gira a la derecha por la entrada de Cuesta de Piedra). En el poblado se hace obligatorio localizar al lugareño Juan "Pepe" Batista, uno de esos hombres férreos y trabajadores que no pueden vivir alejados de la tranquilidad de las montañas.
El servicial Juan Pepe indicará la trocha abierta en el bosque que conducirá hasta el majestuoso chorro. La expedición no es sencilla; se han amarrado alambres en los tramos más difíciles para ayudar en el proceso de descenso y ascenso (una pendiente de unos 45 grados que se prolonga por más de cien metros). Al llegar a la ribera izquierda se camina corriente arriba -por casi un kilómetro- hasta encontrar, empotrado en una estructura de basalto gris, el Chorro del Bregué.
El salto de agua es arrollador. Aunque hemos alcanzado este sitio cuando casi finaliza la estación seca (abril), la cascada se mantiene rugiente y ensordecedora; asombra la fuerza con que se despeña. La presión es tan briosa que ni el más osado de los nadadores se atreverí­a a sumergirse en el pozo natural, de varios metros de profundidad, formado por la acción hidráulica.
Después de contemplar en silencio el casi mí­stico espectáculo, queda tiempo para sentarse sobre una roca, escuchar los variados cantos de las aves y contemplar el colorido de las mariposas y de las flores silvestres. Aterra solo pensar que un día, quizás no muy lejano, ese paraje pueda ser horadado por las voraces máquinas de uno o varios neocapitalista quienes, en su afán inagotable de lucro, destruirán para siempre esa apacible y mansa belleza edificada a lo largo de miles de años por las aguas impetuosas del Bregué.
Bromeliáceas, plantas nativas de las regiones umbrosas, cálidas y húmedas de América tropical. Crecen sobre los árboles, acomodadas en las horquillas de las ramas y en las excrecencias de la corteza.
 
El rí­o Bregué nace a 3 200 metros sobre el nivel del mar, en las estribaciones del volcán Barú, y desemboca en el cauce del Macho de Monte. Juntos fluyen hasta el rí­o Piedras.

Fotos: Milagros Sánchez Pinzón

HACIA UNA RED DE EDUCACION AMBIENTAL EN EL BOSQUE...

Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.

Gracias al apoyo de la Fundación Patricia Price Peterson y Alianza Pro Niñez, se dieron los primeros pasos para establecer una Red de Educación Ambiental en el Bosque para niños y niñas de escuelas primarias, con representaciones de Panamá, Costa Rica y Honduras. El Encuentro se escenificó del 24 al 26 de abril de 2009.
Con la refrescante brisa montana que se encajonaba en el sinuoso valle de Santa Fe, pintoresco caserío del norte de Veraguas -emplazado a 472 metros sobre el nivel del mar- agentes del Instituto Smithsonian, el Centro de Asistencia Social de Panamá (CEASPA), el Parque Natural Metropolitano, la Dirección Nacional de Educación Ambiental del Ministerio de Educación de Panamá, el  Area de Conservación de Guanacaste (Costa Rica) y la Universidad Nacional de Agricultura de Catamacas (Honduras), compartieron sus experiencias con un auditorio interesado en sumarse a este gratificante trabajo de la educación ambiental, especialmente dirigido a niños rurales y urbanos.
Gabriela Gutiérrez Ruiz, Rosibel Elizondo Cruz y Rolando Vega, del Area de Conservación de Guanacaste, ilustraron sobre todas las estrategias implementadas por ellos para fomentar la cultura ambiental en su paí­s. Valiosos materiales didácticos exhibieron como herramientas que facilitan el proceso de interrelación niño-naturaleza.
Lydia Valencia, coordinadora del Programa de Educación Ambiental del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, relató los grandes avances logrados por esta entidad para despertar un chispazo de interés en las pequeñas mentes que entran en contacto con los organismos del mundo marino en el Laboratorio de Punta Culebra.
El biólogo Rafael  Gómez, del Parque Natural Metropolitano de Panamá, explicó cómo logra su equipo de guí­as entremezclar las diferentes asignaturas dictadas por los educadores, con los elementos presentes en el bosque. Del suelo, las plantas, los animales surgen vínculos con las Matemáticas, la Geografía, la Música, la Pintura, la Historia..
Resultó sorprendente observar los dinámicos proyectos de algunas entidades y agrupaciones en materia de educación ambiental, de ahí­ que docentes y lí­deres comunitarios de Santa Fe y de la Cooperativa de Servicios Múltiples de Gualaca (Chiriquí) se integraron a este cónclave, organizado por los biólogos Peter Sterling, Sally Zigmond, la voluntaria de CEASPA, Charlotte Elton, y Janet Hitchens, residente en Santa Fe.
Este no fue un Encuentro cualquiera. La jornada teórica informativa (de la cual surgirá una guí­a de cómo implementar un proceso de educación en el campo) se complementó con una novedosa gira nocturna por el bosque lluvioso del Parque Nacional Santa Fe y un recorrido por el rí­o y la cascada El Bermejo. En ambas travesías se logró afianzar la importancia capital de experimentar y percibir el bosque a través de los sentidos; descubrir la vida que habita dentro de él, su flora y su fauna; disfrutar del aire, la tranquilidad y la belleza de la naturaleza, pues sólo amándola podrá ser protegida y conservada.
 
Todos los interesados en conocer más sobre la Red de Educación Ambiental en el Bosque para niños y niñas de escuelas primarias, comunicarse con la coordinadora de grupo Rosibel Elizondo (relizondo@acguanacaste.ac.cr) y Charlotte Elton (saranela@cwpanama.net)
* El explorador de Santa Fe, Edgar Toribio, y el biólogo Rafael Gómez. Detrás, la Cascada Bermejo, a más de 800 m.s.n.m. en el Parque Nacional Santa Fe.

RUTA SUR, IMPERIOSA NECESIDAD...

Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.

Dejando atrás el concepto de que el mero crecimiento económico es el motor fundamental para el desarrollo social y, en su lugar, argumentando que la coexistencia humana se ve enriquecida por el florecimiento de las autonomí­as individuales y el engrandecimiento de las participaciones comunitarias, el domingo 19 de julio de 2009 un grupo de moradores de Palmira y Potrerillos Arriba, liderados por sus representantes de corregimiento, se encontraron en la trocha que bordea al rí­o Cochea, un tramo de 4 kilómetros considerado como el segmento faltante para unir la Ruta Sur.
La Ruta Sur se concibe como la carretera de unos 35 kilómetros, aproximadamente, que enlazarí­a a Cuesta de Piedra, en Bugaba, con Palmira Abajo, en Boquete, trayecto que atraviesa a decenas de comunidades agrarias de los distritos de Bugaba, Boquerón, Dolega y Boquete, cuyas actividades socioeconómicas se verí­an fuertemente favorecidas con la culminación de esta vía de comunicación terrestre que se propone, desde 2005, como alternativa a la malograda intención de abrir el Sendero Ecológico Los Quetzales (entre Alto Chiquero en Boquete y Alto Respingo en Cerro Punta).
 
Evelio Espinosa, de Potrerillos Arriba y Leonel Moreno, de Palmira, acompañados por el dirigente ambientalista Ezequiel Miranda y medio centenar de lugareños, se concentraron en la Escuela de Brazo de Cochea, luego de la caminata por el cañón labrado por rí­o que sirve de li­mite entre ambos distritos (Dolega y Boquete). En este centro educativo se escucharon las inquietudes de los residentes por la falta de respuesta de las autoridades a la imperiosa necesidad de abrir -con maquinaria- este tramo de la Ruta Sur, también promovida con el nombre Ruta de los Doraces, por ser este grupo amerindio el principal habitante de la región y cuya sangre todaví­a circula por las venas de muchos de los actuales hispanoíndigenas del área.
Aunque gran parte de la Ruta Sur todaví­a no tiene asfalto, este trecho, de 4 kilómetros entre Brazo de Cochea y Palmira Abajo, es el único que ni siquiera dispone de un camino como tal, pues en algunas secciones se reduce a un simple sendero.
Nos sumamos al clamor de los coterráneos de estas zonas altas de Chiriquí­ que exigen la apertura de este segmento de la RUTA SUR, que vendría a representar una especie de columna vertebral para mejorar las condiciones de vida de más de 40 mil personas, al impactar en el turismo, la salud, la educación, el intercambio cultural y  la producción agropecuaria regional.
Hermosa caí­da de agua en el rí­o Tavariqui, tambié conocido como tercer brazo del río Cochea. Sitios como éste se abrirían al ecoturismo de concretarse toda la Ruta Sur.
 
Delicioso sancocho preparado por las lugareñas de Brazo de Cochea para recibir a los participante de la gira PRO-RUTA SUR.

El rí­o Cochea, límite natural entre los corregimientos de Palmira (Boquete) y Potrerillos Arriba (Dolega). En gran parte de su recorrido, desde las faldas del volcán Barú, esta corriente modela espectaculares terrazas fluviales.

 Fotos: Milagros Sánchez Pinzón.

EN LA BOCA DE LOS ESPINOS...

Por: Milagros Sánchez Pinzón. Semanario Culturama.

Por años nos llamó la atención el sugestivo nombre: LA BOCA DE LOS ESPINOS, ese punto de la costa alanjeña* donde se produce la confluencia de los ríos Escarrea, Duablo y Chiriquí­ Viejo para, en perfecta triada, unir sus aguas a las del Mar Océano. Esta curiosidad se acrecentó al escuchar los relatos que, sobre el sitio, nos narraba el doctor Stanley Heckadon Moreno cuando llegaba a David para visitar a su querida madre, la maestra Manonga, y cuya vida estuvo estrechamente vinculada con aquellas feraces tierras del occidente chiricano bañadas por las portentosas corrientes mencionadas.
Sobre la Boca de los Espinos refiere el doctor Stanley: Por allá entraron mis abuelos luego de la Guerra de los Mil Dí­as. Por allá­ subió la gente de la Panama Sugar cuando iban a instalar el ingenio azucarero en un punto selvático del rí­o que se llamaría Progreso. Para nosotros, cuando se decí­a La Boca, era la Boca de los Espinos. Más allá estaba la Boca Brava. No sé ni cuántas veces cruce la Boca para ir de nuestra finca de Chiriquí­ Viejo  hasta Canta Gallo, nuestro puerto,  para salir por tierra hacia la estación de tren en La Pita, hacia Alanje y hasta la lejana David.
Continúa describiendo este prominente investigador y escritor del Instituto Smithsonian: "En Canta Gallo, en la finca de los Morales, dejábamos nuestro camioncito Fargo con el cual salíamos a vender plátano a David y hasta Boquete. Yo ganaba veinticinco centavos y hasta un peso por día de trabajo. No sé cuantas veces crucé la Boca para salir mar afuera, en los elegantes y marineros botes de madera de espavé hechos por el mejor carpintero de ribera de esos parajes, Juan "Bulla" Araúz, un nicaraguense. El habí­a aprendido en Darién el arte de labrar, con hacha y azuelas, el tronco de un gigantesco árbol de la selva. Conocí­a los misterios de la influencia de la luna en la madera, cuándo cortar y cuándo no cortar. Entre mis primeros recuerdos de infancia estuvieron el aprender a usar la palanca y el canalete, por horas, para subir y bajar en bote por esos ríos y esa Boca, en invierno y verano. Cuando íbamos a viajar, que requerí­a mucha planeación, tratábamos de cruzar La Boca de madrugada y estimando la repunta de la marea alta. Esa noche escuchábamos las mar y veí­amos la luna y rezábamos para que La Boca estuviese mansa y las olas chicas para que el bote no se nos voltease y perdiésemos la carga”.
“En mis temores de infancia los más grandes eran: perderme en la montaña, que me mordiese una culebra y voltearme en la Boca. En la confluencia de estos tres ríos y, con la marea, entraban muchos tiburones, pues como todos los ríos del Pací­fico las mareas son de gran fuerza y alcanzan casi los 15 pies de alto y en aguajes hasta 17 pies. Allá por 1952 mi abuelo trajo el primer motor fuera de borda que se vio en el Chiriquí­ Viejo. Entonces aprendí­ de mis tíos como manejar un bote con motor y algo de la mecánica. Por la Boca de los Espinos salí­amos al mar a pescar y poder salar y ahumar el pescado para el invierno. Por esa Boca, salíamos y entrábamos para ir a Puerto Armuelles, a vender nuestros productos agrícolas y comprar cosas del comisariato de la Bananera, unas cuantas medicinas en la botica de los Herrera, kerosín para nuestras lámparas de la casa y diesel para las guarichas del corral. La Boca era, pues, el punto geográfico de nuestra existencia , la mar y el río.
No podemos agregar mucho después de tan expresivo testimonio del doctor Heckadon, solo que el domingo 13 de septiembre de 2009 tuvimos la oportunidad de abordar la pequeña embarcación La Primavera, comandada por Oscar Delgado Aparicio, un nativo de Santo Tomás de Alanje, quien nos condujo por los manglares de Estero Rico y Carrizales. Pudimos contemplar ese ecosistema marino espectacular, la conjunción de las aguas dulces y salobres, los esbeltos y retorcidos mangles, las garzas tricolor, cangrejeras, blancas y azules.  Pero, sobre todo, ver y escuchar la potente descarga de las olas engendradas por la Bahía de Charco Azul cuando se lanzan contra la Boca de los Espinos e imaginar -años atrás- cuando mujeres y hombres valientes (como el doctor Stanley) sobrevivían en medio de esas aguas y esas selvas".

*** La Boca de los Espinos se encuentra a 35 minutos de la ciudad de David en la ruta Querévalos-Guarumal-Santo Tomás, distrito de Alanje. Desde Santo Tomás hasta el muelle de Estero Rico hay un camino de 5 kilómetros, aproximadamente, en muy buen estado durante todo el año. Informes con Oscar Delgado Aparicio, celular 6566-9454.



Playa Estero Rico, próxima a la Boca de los Espinos.
Fotos: Milagros Sánchez Pinzón
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